El Transhumanismo es tanto un concepto filosófico como un movimiento intelectual internacional que apoya el empleo de las nuevas ciencias y tecnologías para mejorar las capacidades mentales y físicas con el objeto de corregir lo que considera aspectos indeseables e innecesarios de la condición humana, como el sufrimiento, la enfermedad, el envejecimiento o incluso en última instancia la mortalidad.
Aunque muchos teóricos y partidarios del transhumanismo buscan aplicar la razón, la ciencia y la tecnología para reducir la pobreza, las enfermedades, las discapacidades y la malnutrición en todo el mundo, el transhumanismo se distingue en su enfoque particular en la aplicación de las tecnologías para la mejora de los cuerpos humanos de forma individual. Muchos transhumanistas valoran activamente el potencial de las tecnologías futuras y los sistemas sociales innovadores para mejorar la calidad de toda vida, a la vez que tratan de hacer efectiva la igualdad consagrada en los sistemas políticos y legales democráticos mediante la eliminación de las enfermedades congénitas.
Los filósofos transhumanistas argumentan que no solo existe el imperativo ético perfeccionista de tratar de progresar y mejorar la condición humana, también es posible y deseable para la humanidad el entrar en una fase de la existencia posthumana, en la que los humanos controlen su propia evolución. En tal fase, la evolución natural sería reemplazada por el cambio deliberado.
Para lograrlo, los tranhumanistas siguen perspectivas interdisciplinares para entender y evaluar las posibilidades de superar las limitaciones biológicas. Recurren a la prospectiva y a varios campos de la ética como la bioética, principalmente, pero no de forma exclusiva desde una perspectiva humanista secular, socialmente progresista y políticamente liberal. Al contrario de muchos filósofos, críticos sociales y activistas que dan un valor moral a la preservación de los sistemas naturales, los transhumanistas ven el concepto mismo de lo «natural» como una nebulosa problemática en el mejor de los casos y un obstáculo al progreso en el peor.
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En lo que hace a las críticas que recibe el transhumanismo, estas proceden de dos puntos de vista: los que cuestionan la verosimilitud de las metas transhumanistas (críticas prácticas), y los que cuestionan los principios morales del transhumanismo (críticas éticas). Sin embargo, estas dos corrientes a menudo convergen y se solapan, particularmente cuando se considera la ética de cambiar la biología humana sin conocer por completo su funcionamiento.
Los críticos con el transhumanismo a menudo ven las metas transhumanistas como amenazas a los valores humanos. Algunos añaden que los esfuerzos transhumanistas de mejorar la condición humana podrían desviar recursos de búsqueda de posibles soluciones sociales. Como muchos transhumanistas apoyan cambios no tecnológicos de las sociedades, como la difusión de las libertades políticas y de procreación, y muchos críticos apoyan avances en áreas como las telecomunicaciones y la medicina, la diferencia a menudo es cuestión de énfasis. A veces, sin embargo, hay fuertes desacuerdos acerca de los principios involucrados, con visiones divergentes de la humanidad, la naturaleza humana y la moralidad de las aspiraciones transhumanistas.
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La ciencia ficción ha tratado el tema del transhumanismo de varias formas durante muchos años. La literatura de ciencia ficción contiene muchas representaciones positivas de la vida humana mejorada tecnológicamente, a menudo en sociedades utópicas (especialmente tecno-utópicas). Sin embargo, las representaciones de los humanos mejorados tecnológicamente o de otros posthumanos a menudo están tratados con cautela. Los escenarios más pesimistas incluyen relatos distópicos de bionigeniería humana que lleva al desastre.
Las novelas contemporáneas que tratan temas transhumanistas que han dado lugar a una amplia discusión de estas cuestiones incluyen Mendigos en España (1990-94) de Nancy Kress, Oryx y Crake (2003) de Margaret Atwood, y La posibilidad de una isla (2006) de Michel Houellebecq, gran parte del aobra de Greg Egan como Ciudad Permutación (1994) y Diáspora (1997), The Bohr Maker (1995) de Linda Nagata, Los cantos de Hyperion de Dan Simmons, Espacio revelación de Alastair Reynolds y La cultura de Iain M. Banks.
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