..."Existe una tradición, quizás en el marco de lo que C.P. Snow llamaba "las dos culturas" (cultura de ciencias frente a humanidades o "letras") de autores científicos que se dedican a desmitificar a nombres prestigiosos de la filosofía, autores oscuros y supuestamente "profundos", difíciles de entender, tomando como lema siempre el cuento de Andersen "El traje nuevo del emperador"; el tal emperador iba desnudo, pero lo que se decía es que estaba hecho de un material que los ignorantes no podían ver.
Así, podemos recordar a Mario Bunge cuando arremete contra Heidegger, y sus frases del tipo "el mundo mundea, la nada nadea" como absurdas y vacías de contenido; o a Peter Medawar cuando arremetía contra las obras del P. Teilhard de Chardin, como "El fenómeno humano". Para estos científicos, para los que la máxima claridad posible es una obligación, es lógico que no vieran con muy buenos ojos todo lo que sea estilo oscuro, presuntamente "profundo", que no se entiende, etc. El mismo Medawar lo expresó diciendo: "El que escribe de forma oscura, o no sabe de lo que habla, o intenta alguna canallada".
Dentro de esta corriente se encuentra el físico Alan Sokal, cuya batalla personal es contra la filosofía e ideología que se ha dado en llamar "posmodernismo". Es difícil definir este concepto, y tal vez otros términos se adecuarían mejor; por tal se entiende normalmente "corriente intelectual que supuestamente ha suplantado al pensamiento racionalista moderno" (p. 201). Sokal limita su análisis a la filosofía y a las ciencias sociales posmodernas, no dice nada sobre arte o literatura posmoderna.
Alan Sokal
Concretamente, esta crítica al pensamiento "moderno", racionalista de la Ilustración tiene aspectos positivos, el desengañarse sobre la existencia de un progreso lineal indefinido, etc. Lo que se critica no es esto, sino su versión "radical", caracterizada por: "la fascinación por los discursos oscuros, el relativismo epistémico unido a un escepticismo generalizado respecto a la ciencia moderna, el interés excesivo por las creencias subjetivas independientemente de su veracidad o falsedad, y el énfasis en el discurso y el lenguaje, en oposición a los hechos a que se aluden, o, peor aún, el rechazo de la idea misma de existencia de unos hechos a los que es posible referirse"...
dc